★★☆☆☆

Critica de la serie Chucky

Don Mancini esta vez decidió probar en el terreno de la televisión, luego de servir como guionista (y algunas veces como director y productor) de todas las entregas del muñeco asesino más popular nacido a finales de los 80: Chucky.

Como ya sabemos la franquicia del personaje de Chucky ha pasado por varias etapas, saltando de un típico slasher de terror con toques de humor negro, a una comedia de humor negro con tintes de terror. Cosa que en un principio no me terminaba de convencer, pero que con el tiempo pienso que definitivamente fue la mejor decisión, y dotó a la franquicia de una buena ración de frescura. Wes Craven antes ya había hecho algo similar con el personaje de Freddy, aunque no con muy buenos resultados.

La serie nos sitúa tras los eventos de la película Culto A Chucky de 2017. ¿Es necesario haber visto todas las películas anteriores para entender la trama? No, pero es preferible.

Esta vez la acción tiene lugar en la ciudad de Hackensack, cuando Jake Wheeler (Zackary Arthur) compra en una venta de garage un muñeco Good Guy, el cual está poseído por el alma de Charles Lee Ray, lo que desencadena una serie de brutales asesinatos. Nada nuevo. La premisa juega la baza de lo seguro y es más bien una especie de reboot con nuevos personajes, cada cuál más insoportable.

Si bien la propuesta no ofrece nada nuevo, donde realmente pierde la serie es en las actuaciones.

El punto más pobre lo pone Zackary Arthur, el protagonista, con un registro actoral extraordinariamente NULO ¡Es que pone el mismo caracho para todo! ¡Válgame Dios!. Björgvin Arnarson da vida a Devon Evans, un chico afroamericano que tiene un podcast y que extrañamente se mueve y habla como adulto, y que representa el interés amoroso de Jake. Porque esta serie, y corresponde advertirlo, está muy cargada de representación LGBTQ+ y entre niños, por si eso puede incordiar al sector más conservador.

Por otra parte tenemos a Alyvia Alyn Lind como Lexy Cross, un personaje del todo repugnante (escrito ex profeso para ser repulsivo), al punto de disfrazarse del padre muerto de Jake en una fiesta de Halloween… ¡Alto bullying! Lo más insólito es que mágicamente termina siendo parte del grupito que deciden acabar con Chucky, y todos tan amigos… ¡plop! Y finalmente tenemos a Teo Briones como Junior Wheeler, primo de Jake, quien si bien al principio no se llevaba con Jake, posteriormente se ve más sensato, incluso defendiéndole de Lexy,  pero por algún enigmático motivo termina siendo el acólito del muñeco.

Pero la serie tiene también sus aciertos, al menos para mí. Además de tener más de alguna que otra muerte memorable (que siempre es de agradecer en productos como este), tenemos de vuelta a ANDY y  KYLE (hermana adoptiva de Andy) como ¡un duo caza chukys! Sí, suena algo loco, pero creo que funciona muy bien como un aditamento curioso y divertido. Pero no alcanza a superar los baches y los tropezones de los cuales adolece.

Para mí una serie de dos estrellas, ganadas principalmente por las interpretaciones del reparto adulto, sobre todo por Lexa Doig como Bree Wheeler, Devon Sawa como Logan Wheeler y Lucas Wheeler (interpretando dos papeles), y mis favoritas Fiona Dourif como Nica Pierce y Jennifer Tilly como Tiffany Valentine. ¡Ah! Casi lo olvido, la pequeña Carina London Battrick como Caroline Cross (hermana menor de Lexy) está fenomenal, le da mil vueltas a los mocosos sin gracia que protagonizan este guisote.

Para concluir nuestra critica de la serie Chucky, me parece un producto mediocre. Una propuesta que no ofrece nada nuevo, con actuaciones lamentables por parte de los cuatro niños protas, con un guión pletórico de casualidades y con una música que no ayuda ni destaca en nada. Un producto más del montón del cual no se puede decir mucho.

¿La recomendaría? No.