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Past Lives o Vidas pasadas, es una de esas películas sorpresa. Se estrenó en el Festival de Sundance en enero del 2023, como la opera prima de la realizadora coreano-canadiense Celine Song. Y déjenme decirles que ¡Vaya debut!
Vidas pasadas es una película hecha con el corazón, con alma, con valentía y pasión por el arte cinematográfico. A su directora no le tiembla la mano a la hora de ponerse tras las cámaras y regalarnos un drama íntimo y poético como pocos, dejando atrás los lugares comunes y los finales dulzones y pronosticables, tan propios del género romántico.
La cinta relata la historia de Nora (Greta Lee) y Hae Sung (Teo Yoo), dos amigos de la infancia que se ven separados luego de que Nora, junto con su familia, emigrara de Corea del Sur a Nueva York. A lo largo de los años somos testigos de sus encuentros y desencuentros, trazados -quizás- por el destino.
Tanto Greta Lee como Teo Yoo son el corazón que sostiene todo el filme, obsequiándonos una apacible cuota de sinceridad, que se quedará con nosotros por mucho tiempo.
El guion (escrito por la propia Song) propone una mirada madura de los alejamientos de los amores de infancia en varias etapas. En una primera época pre-internet, para luego, con la llegada de éste, intentar recuperar aquella chispa cándida de un amor de niñez.
En este sentido, la película podría resultar extemporánea para las nuevas generaciones, y su fibra sea mejor entendida y sentida por quienes superan actualmente la segunda mitad de la treintena.
La película trabaja hermosamente las emociones. Rehúye el «final feliz» o el «final trágico» situando al espectador en un escenario poco usual. No ofrece complacencia a la galería, nos hace testigos de este IN-YUN, o este «destino», vinculado a las relaciones, concepto que Celine Song cultiva a lo largo de todo el metraje con sutileza, profundidad, maestría y elegancia.
Puede ser un sendero ¿agridulce? ¿amargo? o ¿triste?, aunque bello. Y a su vez una bofetada cariñosa de realidad. Nos muestra cómo la vida tiene sus propias pautas. De seguro a muchos nos ha pasado, pero es hora de ser espectadores.
La película nos habla de la vida, de las etapas, del amor, de la niñez, de la adultez, de la madurez, del poder de las decisiones, de los mundos, en un relato honesto, directo y sin distracciones. Una auténtica joya que sin duda tocará el alma hasta de los más duros.
Observaciones con spoilers
El personaje de Nora es quién lleva mayoritariamente las riendas de la historia. El plano incial se cierra en ella. Es ella la que se muda en un principio con su familia, persiguiendo el sueño de ser escritora y ganar el Nobel. Luego de su primer reencuentro a través de facebook es ella quién decide no hablar más con Hae Sung, teniendo en mente ahora ganar el Pulitzer. Sólo en su encuentro final Hae Sung toma la decisión de ir a visitarla. Ella ya tiene su esposo y ahora piensa en ganar un Tony, aunque ya no muy convencida.
Cuando digo «película sin distracciones», refiero al hecho de que no nos embolina la perdiz con la historia de la hermana, los padres o los padres de Hae Sung. Se centra sólo en ellos dos porque de ellos va la película.
Cita destacada: «Cuándo renunciamos a algo, también ganamos algo».
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