★★★☆☆
Silent night, también conocida como La última noche, es una interesante película británica de 2021, dirigida por la debutante Camille Griffin, a quien anteriormente sólo conocíamos por cortometrajes como A Weekend with Eva (2003) o Say Sorry (2004). En esta ocasión nos presenta su opera prima en largometraje donde dirige y guioniza una de las propuestas más curiosas de su año.
Silent night nos cuenta la historia de un grupo de amigos de mediana edad que se reunen a pasar la Navidad con sus familias en una casa de campo, para aguardar juntos una inminente catástrofe ambiental, que terminaría por acabar con la vida en todo el planeta.
El reparto cuenta con Keira Knightley (Orgullo y prejuicio, 2005) y Matthew Goode (Wathmen, 2009) como el matrimonio anfitrion del grupo, y completando la triada de roles protagónicos tenemos al pequeño Roman Griffin Davis, interpretando a Art (uno de sus hijos) quien se alza incontestablemente como una de las jóvenes promesas de la actuación desde su debut en Jojo Rabbit en 2019.
La película baraja un arriegado cruce de géneros entre la comedia negra y el drama, que en mi opinión lo libra bastante bien en su conjunto, aunque con ciertos fallos ya hacia el último tercio de metraje, en donde los toques de comedia pueden sentirse algo fuera de lugar posterior al giro más dramático que propone la película llegando a cierto punto.
La comedia negra (sobre todo presente en la primera mitad de película) actua como excusa para vendernos el contexto hilarante que nos podría parecer la propuesta, y a mi parecer funciona. Una maniobra inteligente para que de entrada no nos cuestionemos tanto la verosimitud del planteamiento. Es decir, podemos llegar a creer que este grupo de amigos decide pasar su última noche juntos, y entrar en el juego de la premisa por muy caprichosa que nos parezca si lo pensamos. Y este mismo matiz de comedia irritante funciona muy bien la hora de transmitir la incomodidad del grupo por intentar mantener la cordura, a tan solo horas del destino fatal que les acecha.
La película pone sobre la mesa el cuestionamiento ético sobre a la desición del gobierno británico de distribuir una píldora suicida entre los ciudadanos, excluyendo a los inmigrantes ilegales y vagabundos, que deberán sufrir la agonía de la catástrofe ambiental.
A través de los personajes se ven distintas miradas al respecto, pero no ahonda mucho más en la movida de critica social y política, lo que termina por sentirse algo carente de lineas de diálogo más agudas y mejor trabajadas. La visión de Art termina siendo la visión más analítica y contestataria, y por ende la más llamativa e interesante del planteamiento, pero no alcanza a desarrollarse como algo realmente destacable.
El mayor fallo de la película estriba en lo predecible de su conclusión. Un desenlace torpermente presumible. Resulta frustrante no haber manejado mejor el devenir de la «sorpresa» final. Y el hecho de que suceda en Navidad tampoco es algo que sume al argumento, se siente como un agregado gratuito, que habría funcionado de igual o de mejor manera si la película se justificara a si misma con otro motivo más verosímil. para la circunstancias del grupo. Pongo el acento en esto porque se ha vendido como una película navideña, que de navideña tiene bien poco.
Para cerrar me parece una buena película, que cumple muy bien como producto de entretenimiento y evasión, con una historia atrapante y en su mayoría bien ejecutada, exceptuando algunos momentos claves que hacen que no llegue a ser memorable ni que sobresalga entre la media. Para mi una película de 3 estrellas, recomendable para quienes gusten de pasar un muy buen rato, sin esperar mucho más allá. ¡Ah! y sólo dura 90 minutos, algo que es de agradecer en estos tiempos.
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